Instinto,
la gran enciclopedia virtual, Wikipedia, define el instinto como una pauta
hereditaria de comportamiento, que necesariamente, debe cumplir las siguientes características:
1.
Es común a todas las especies, las excepciones y
variabilidad son mínimas,
explicándose por el instinto mismo.
2.
Posee Finalidad adaptativa.
3.
Es de carácter complejo, es decir, consta de una
serie d epasos para su producción: percepción de la necesidad, búsqueda del
objeto, percepción del objeto, utilización del objeto, satisfacción y
cancelación del estado de necesidad.
4. Es global, compromete a todo el organismo vivo.
El enfoque de este articulo se fundamenta
en 2 de estas características:
´´Es
común para todas las especies´´.
El
instinto es, a ciencia cierta, la más intima conexión con nuestros antepasados
y con el resto de la fauna mundial. Es la pre programación de la existencia y
de la supervivencia misma. Vivimos como consecuencia de nuestra necesidad como
especie de reproducirnos, buscar cobijo y alimentarnos.
Si
quitamos todos los adornos que la vida civilizada y material nos provee,
podemos darnos cuenta que muy en el fondo no somos distintos de este o de
aquel; terminamos siendo versiones moduladas del mismo instinto en diferentes
circunstancias. El puñado de tierra que se nos escurre de los dedos es lo que
somos en una realidad pasional.
´´Posee
finalidad adaptativa´´
Está
claro, necesitamos del instinto para adaptarnos. Modificamos muchísimos
aspectos de nuestra vida con el fin de poder alimentarnos, reproducirnos y
protegernos de los potenciales enemigos que nos acechan en la selva. Si hay que
correr, correremos; si hay que matar, mataremos.
Recién
leí una historia real que semeja la ficción con mucha virtud. La famosa
historia de la chica que luego de un largo viaje en yate, queda varada en una
isla desierta por 7 largos años. Una chica acomodada de Inglaterra, la que
nunca había cazado la cena, ni había bebido de una piedra, o comido las frutas
que recolecta. Esa misma chica sin preparación, sobrevivió 7 años hasta su
rescate, salvada por su instinto de supervivencia.
Creo
que no hay mucho que abundar sobre esto, el instinto está y es bueno para algo.
El detalle, porque siempre hay un detalle, es cuando debemos liberal el
instinto y cuando debemos reprimirlo.
No
sería justo pensar que luego de miles de años de civilización, lo seres humanos
estemos cada vez más equivocados. ¡Qué gran pérdida de tiempo! Es decir, la palabra civilización lo dice por
sí sola, es el grado superior de desarrollo humano. Al asentarnos y crear comarcas,
comunidades y ciudades, hemos adquirido roles y hemos modificado nuestro
comportamiento para poder sobrevivir como conglomerado. Por lo tanto, hemos reformado
los instintos a través del tiempo, con miras de superar la unidad primitiva, y
convertirla en la comunidad actual.
Hemos
creado los conceptos de bien, mal, moral, ética y muchos otros patrones no
instintivos, con el fin de pulir nuestras relaciones interpersonales y subsistir
a la nueva selva. Entonces, es desatinado pensar que nuestros primeros
impulsos, aunque fuertemente llamativos, sean los más correctos. Todo porque ya
no somos animales inferiores, que invierten toda su energía en conseguir
alimento y reproducirse; tenemos muchos otros intereses como especie, que
aunque no se superponen en generalidad sobre el comer y tener sexo, nos
destacan de cualquier par de células.
Nuestra
historia como comunidad ha resistido al tiempo, y nos permite enmarcar el
instinto como un punto de partida, pero no como una dirección. La orientación
debe ser guiada por fines mayores, luego que nuestras condicionantes básicas están
suplidas; ´´el mal comío no piensa´´, obviamente esto no es válido para el que
ya ha devorado varios manjares en un día, sin siquiera fabricar una idea.
Por
lo tanto, es injusto ahogar nuestra existencia en el deseo de solo saciar
placeres sin consecuencia. Que nuestro instinto nos despierte la lujuria, y
salgamos a satisfacerlo con él o la primera que se nos cruce por delante. No
sería razonable que las consecuencias sean ridiculizadas porque una necesidad
menos elaborada que ellas se interponga entre lo que es y debe ser.
No
me malinterpreten, dejarse llevar no es la cuestión en discusión; donde, con
quien y como es lo que debemos domesticar sobre nuestras pasiones. Las formas
son la cortesía del deseo. Educar
nuestras pasiones con miras a una meta global es lo que se supone deben
enseñarnos en casa desde que nacemos. Esos adornos de los instintos son los
poco entendidos valores y principios que juegan a juez y parte en nuestro
camino al desarrollo.
La
vida está hecha de cambios, consecuentemente no pretendemos que las reglas de
urbanidad impartidas hace 100 años cronológicos y como 1 millón de años
mentales, sean las mismas que enseñemos o practiquemos hoy. Una versión mas
simple y ligera de lo correcto e incorrecto es todo lo que necesitamos para
domesticar la necesidad que cargamos a cuestas.
Propugnar
por un sistema social cuasi armónico es y debe ser una de nuestras metas. Ser
armónicos en esencia debe ser nuestro estilo de vida. Pensar, decir y hacer lo
mismo, eso es armonía.