Hoy es momento de lanzar un consejo al aire. No soy muy dada a dar consejos a desconocidos, por toda la responsabilidad que acarrea, además, muchas veces pueden ser interpretados como ofensivos o intrusos; pero estas condiciones no se aplican en este blog anónimo, por eso he decidido compartir mi experiencia con ustedes.
Hace aproximadamente 1 mes tuve problemas con mi pareja; es el hombre perfecto para mi, no tengo dudas, sus virtudes y desatinos son todo lo que necesito para mantenerme encantada y entretenida por el resto de mi vida. Pero empezamos a discutir, vivimos lejos por cuestiones de trabajo, y eso parece que hizo mella en nosotros. Llegamos a un punto en el que no sabíamos estar juntos, el iba predispuesto a mis quejas, y yo iba predispuesta a sus desdenes.
La paciencia no es la más cultivada de mis virtudes, (no se sí me entienden) así que decidí tomar el problema e identificar la raíz de todo. Da vergüenza reconocer que dos personas que se han amado tanto se deshagan por puras tonterías; por eso hablamos sin prejuicios, y con el alma en los labios decidimos detenernos y respirar.
Y esos hicimos, 21 días de descanso, los primeros 2 días fueron horribles; los demás fueron más soportables. Aún así, no pudimos con la idea del adiós.
El plan fue todo un éxito, descansar de lo que nos agobia es un remedio para el el agotamiento.
Creo que la esencia de esta anécdota es aplicable para muchas situaciones, y ese es mi consejo, espero sea útil alguna vez.
Hace aproximadamente 1 mes tuve problemas con mi pareja; es el hombre perfecto para mi, no tengo dudas, sus virtudes y desatinos son todo lo que necesito para mantenerme encantada y entretenida por el resto de mi vida. Pero empezamos a discutir, vivimos lejos por cuestiones de trabajo, y eso parece que hizo mella en nosotros. Llegamos a un punto en el que no sabíamos estar juntos, el iba predispuesto a mis quejas, y yo iba predispuesta a sus desdenes.
La paciencia no es la más cultivada de mis virtudes, (no se sí me entienden) así que decidí tomar el problema e identificar la raíz de todo. Da vergüenza reconocer que dos personas que se han amado tanto se deshagan por puras tonterías; por eso hablamos sin prejuicios, y con el alma en los labios decidimos detenernos y respirar.
Y esos hicimos, 21 días de descanso, los primeros 2 días fueron horribles; los demás fueron más soportables. Aún así, no pudimos con la idea del adiós.
El plan fue todo un éxito, descansar de lo que nos agobia es un remedio para el el agotamiento.
Creo que la esencia de esta anécdota es aplicable para muchas situaciones, y ese es mi consejo, espero sea útil alguna vez.
Maya
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